Queridos amigos y lectores:
Henchida mi alma de alegría por la gratísima noticia de que el MEC ha dejado sin efecto la puesta en vigencia del famoso Marco Rector de la Educación Sexual, que avalaba como normales un sinnúmero de perversiones sexuales, entre ellas la inventada igualdad entre el "matrimonio homosexual" con el matrimonio normal, les regalo este extensísimo artículo que escribí el año pasado con respecto a dicho tema.
Lo hice como una crítica durísima a los legisladores argentinos, los cuales, por motivos absolutamente ajenos al bien de la nación, o de la sociedad, o de la educación argentina, admitieron, por estrechísma diferencia, la aberración de las uniones sexuales entre personas del mismo sexo, con el raro nombre, políticamente correcto, pero moralmente abominable de "Matrimonio igualitario". Esto lo van a pagar muy caro alguna vez.
En nuestro país íbamos hacia esa misma peligrosa pendiente. Pero los defensores de la vida y de la familia normal, hemos desatado una incansable lucha tan dura contra dicha aberración, implícita en el Marco Rector Sexual del MEC, que la presión les resultó insostenible y cedieron, dejando abierta la posibilidad de hacer otro documento similar, pero ya con la intervención de las Iglesias, tan despreciadas en el Documento de marras, de los padres de familia y educadores, de modo que salga un verdadero Marco Rector de la verdadera Educación sexual, muy diferente a la "Educación genital pro-abortista" que estas autoridades de turno pretendían instalar en la Educación paraguaya, destrozando la inocencia de los niños y los valores en los que se cimenta nuestra cultura.
A todos los padres de familia, Pastores, Sacerdotes y Religiosas, que tanto rogaron por la no implementación de este engendro, y a todos los verdaderos educadores de mi Patria, les dedico este muy extenso artículo. Estoy seguro de que les será de gran utilidad.
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I. INTRODUCCIÓN.
El espectáculo televisivo brindado por los senadores de Argentina, abordando el tema del así llamado "Matrimonio gay", o "Matrimonio igualitario", fue vergonzoso y lamentable. Ciertos medios de prensa, destacaron, incluso, un hecho: que la extrema duración del debate (¡quince horas!), se debió más al deseo de estos señores y señoras de aparecer en pantalla el mayor tiempo posible, que a la importancia de la discusión en sí, cuyo resultado era ya conocido de antemano.
Fue vergonzoso, porque la mayoría de estos legisladores "tocó de oído" tan delicado asunto, de naturaleza médica y psicológica, adoptando, en compensación de su ignorancia al respecto, poses doctorales y sentencias magistrales, nacidas de la emoción, no de la razón o de la ciencia. Iban reincidiendo, cada uno en su turno, de una manera reiterativa, en los mismos argumentos sofísticos, tales como los de la "petitio principii" (dar por demostrado lo que se debe demostrar), y la "ignorantia quaestionis" (esgrimir argumentos totalmente ajenos al tema en cuestión). Se tiraban más en contra de
Fue lamentable, porque nos hemos visto obligados a ser testigos de los inmisericordes ataques iconoclastas contra la bicentenaria esencia de la cultura argentina, la cual tiene por cimiento a la familia y los valores cristianos, vigorosamente cantados y esculpidos en el emblemático libro de "Martín Fierro", en una de cuyas estrofas leemos:
"
en mi ignorancia lo explico:
no la tema el hombre rico,
nunca la tema el que mande,
pues la rompe el bicho grande,
y solo atrapa a los chicos."
Nos señala lo lamentable de la prepotencia del rico, y que, en consecuencia, no siempre
Ya no rige la fuerza de la razón, sino la razón de la fuerza. Esa cultura opera de espaldas al pueblo. Y, por más que el pueblo haya elegido a sus representantes, y que "el pueblo quiere saber de qué se trata", los legisladores venales y corruptos, se mofan de ese pueblo que los eligió, y prostituyen su representación hablando, no ya en nombre del pueblo, sino en nombre de sus intereses personales, así tengan que sufrir sus mandantes. Con ese proceder no se construye, sino que se pierde, con la representación, la autoridad cívica y moral: y no debieran, por vergüenza, atreverse a abordar asuntos relativos a dichas instancias. Sin embargo, estos oscuros personajes lo hacen, con absoluta desfachatez e impunidad. Desfachatez, por haber quedado, obviamente, inhabilitados para esos debates centrados en la ética cívica; e impunidad, porque nadie les podrá cobrar por la cobardía y la traición que implica el haber prevaricado. Millones de argentinos han quedado defraudados. ¡Qué ironía! Treinta y tres señores decidieron la suerte (o la desgracia) de treinta y tres millones de argentinos, por una simple diferencia de tres votos:
II. ALGUNOS ERRORES COMETIDOS EN EL DEBATE.
Señalaré sólo algunos. Hacerlo con todos llevaría mucho más espacio del que dispongo.
1. Faltó lo esencial: La definición.
"Primum defínere" (primero, definir) era la norma de los antiguos filósofos, indispensable para luego poder debatir, seriamente, sobre un tema. De esa forma se consigue centrar el debate en un término unívoco y objetivo, entendido con el mismo significado por todos los contendores, y no equívoco y subjetivo, es decir, cuando cada cual le da distinto significado: así la discusión se torna caótica. Eso ocurrió en el debate senatorial, porque:
* Nadie definió "perversión", "patología", "trastorno" ni, mucho menos, si esos conceptos son o no aplicables a la homosexualidad.
Ninguno de los disertantes se dignó arrimar tan siquiera un argumento sólido, o citar alguna fuente científicamente responsable para demostrar, inequívocamente, que la homosexualidad no es una anormalidad sexual, como lo son el fetichismo, el voyeurismo, la necrofilia, etc. entre las cuales siempre había figurado también la homosexualidad en los tratados de Psiquiatría. Estos señores, sin haberse tomado esa molestia, ni asumido la responsabilidad pertinente, muy alegre y desenfadadamente se expresaban diciendo que la homosexualidad es "una de las formas personales de vivir la sexualidad y expresarse el amor”. Hoy en día son más los altos referentes de la ciencia médica y psiquátrica, que siguen considerando patológica la homosexualidad, que aquellos que dejaron de considerarla así. Es decir: el debate aún no se ha cerrado en el campo científico. Víctima de fuertes presiones y hasta de violentas intervenciones del "lobby" homosexual en los EE.UU.,
Después de esta necesaria digresión, vuelvo sobre el tema del Manual DSM-IV y sus contradicciones respecto de las perversiones. En él, el fetichismo y el voyeurismo, entre otros comportamientos, son perversiones. La homosexualidad, ya no. Dando ejemplos bien ilustrativos de este vergonzoso desatino científico: Si un hombre se excita sexualmente olfateando una prenda femenina, o espiando a parejas en actividades íntimas, es perverso sexual; pero si un hombre se excita y llega a tener sexo con otro hombre, no es perverso sexual. Huelga todo comentario.
Sin embargo, mal que les pese a quienes hicieron ese Manual, nadie, hasta la fecha, demostró cuáles son las causas de la homosexualidad ni, mucho menos, que la misma sea una conducta normal. De modo que el debate y la investigación científica continúan. Pero, para legisladores de varios países del mundo, ese debate está cerrado, porque ellos, sin ser autoridades en el tema, ya decretaron que la homosexualidad es normal.
* Nadie definió, tampoco, qué es "minoría".
No sabemos ¿qué entienden ellos por minoría?, ¿quiénes la componen?, ¿quiénes son los que deben decidir cuáles son las minorías discriminadas y cuáles no lo son?, ¿cuáles son las minorías que deben tomarse en cuenta, y cuáles no?, ¿qué condiciones debe reunir un colectivo para ser considerado minoría digna de respeto o indigna de él?, ¿qué condiciones deben reunir las personas que integran dicho colectivo? o, finalmente, ¿quién acuñó la necia afirmación de "no discriminar a las minorías"? Y dije necia, porque todos, hasta la presidenta de
De hecho, también, y por el mismo motivo, a los ciudadanos que conforman esas "minorías" elegidas por ellos, y favorecidas por centenares de ONG`s y por Organismos Internacionales, como
Ninguno de los senadores dio la impresión de manejar estos temas. Tal vez por eso no los definieron, tal como lo exige cualquier debate importante con respecto al tema que se va a estudiar y discutir.
2. Más se atacó a
Algunos botones, de muestra:
a) Juicios infundados.
Emitieron sentencias fundadas en afirmaciones apriorísticas, es decir, carentes de sustento argumental. Se denominan también, en el lenguaje cotidiano, "afirmaciones gratuitas". Y las leyes de
b) Ataques alevosos.
Alguien sentenció, palabras más, palabras menos: "Qué pueden enseñarnos estos pedófilos". Aparte de la bajeza de ese ataque, dicho juicio es un sofisma de "ignorantia quaestionis", porque elude el tema: es decir: no porque ellos digan (sin demostrarlo, incluso) que los curas son pedófilos, la homosexualidad dejará de ser una patología. Pero, además de la bajeza y la ignorancia de
- Que solamente un 2% de curas incurren en pedofilia. El 98% se mantiene fiel al voto celibatario.
- Que ese porcentaje es superior en otras religiones o en otras profesiones.
- Que los medios publicitan con grandes destaques lo de ese 2%, y nada dice del otro 98%.
- Que el celibato no se relaciona con la mayor o menor frecuencia de estas desviaciones.
Dice: "Mis investigaciones de estos casos durante los últimos veinte años, indican que no hay ninguna prueba de que los sacerdotes católicos u otros clérigos célibes, estén más inclinados a incurrir en mala conducta o abusos que los clérigos de cualquier otra iglesia, o los laicos. Aunque determinados medios de prensa vean este asunto como una crisis del celibato, NO HAY NADA QUE PRUEBE TAL COSA." ¡Qué bueno sería para ciertos senadores argentinos acceder a la lectura de este libro! Así podrán informarse sobre datos científicos, antes de despacharse alegremente, como adolescentes impulsivos, agresivos e irresponsables, con aquella frase de ramplona bajeza citada al comienzo de este tópico. Lo lógico, lo elemental y de sentido común, es que ese 2% guardará silencio en torno a este asunto; y que el justo reclamo proviene, obviamente, de ese 98% que permanece fiel a su compromiso religioso. Nadie da lo que no tiene. Y nadie debe hablar, ni, mucho menos, votar sin estar informado.
3. Daban a entender que "modernizarse" es romper con la moral sexual.
Lo del matrimonio gay figura en el mismo grupo de supuestos "derechos humanos" inventados por los “nuevos iluministas”, tales como el aborto, el libertinaje sexual, la independencia de la patria potestad, y otras "perlas" que no entraré a detallar. Pero es sencillamente espeluznante constatar que lo que antes era un delito para la humanidad, hoy es un derecho humano gracias a ellos; y, por influencia de ellos también, lo que antes era una perversión sexual, hoy es una conducta sexualmente normal. Promueven una moral relativista, de consenso, de conveniencia. Como si lo objetivo no existiera más.
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