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ESTE INTERESANTE ARTÍCULO ENCONTRADO EN INTERNET ESTÁ TOMADO DE LA PÁGINA TECNOPLOF, DE LA EMPRESARIA ANA MARÍA MÉNDEZ.
Historia de la Universidad de Stanford: leyenda, ‘meme’ y realidad
Jueves, 17 de febrero de 2011
Leland Stanford y su mujer
Jane fueron los fundadores, el 1 de octubre de 1891, de
la hoy prestigiosa Universidad de Stanford. Alrededor de esta sucinta información han corrido ríos de tinta mecanográfica, y
de tinta china también. La creación de la Universidad de Stanford tiene tanto de leyenda, como tan poco de realidad, que
la fábula supera a la verdad
en más de una ocasión. Y es que nos gustan tanto los bulos románticos
que no se ajustan a la objetividad, que daríamos un brazo porque aquello
que nos han contando fuera lo que pasó. Pero no, I’m sorry.
Comencemos por
lo que no es verdad, sino mito. Una
mujer y su esposo, vestidos ambos con trajes de algodón barato, bajaron
del tren un día de 1891 en Boston, Massachusetts. Caminaron lentamente
hacia la
Universidad de Harvard (en Cambridge),
con la intención de hablar con su presidente.
Al llegar, la secretaria de dirección les comentó que aquello era una misión imposible, que
su jefe no recibía a cualquier persona que en la puerta se presentara y que tenía menos tiempo que perder que el necesario. Pero aquella respuesta
no desanimó a la pareja, que contestaron que se quedarían allí sentados, sin prisa, hasta que el hombre pudiera recibirlos.
La pretendida arrogancia del matrimonio intimidó a la muchacha que,
después de comprobar que las personas no tenían intención alguna de
marcharse,
decidió hablar con su superior. Hay ahí un
par de pordioseros que desean parlamentar con usted, alguien que no
merece su tiempo, pero es que no se van ni con agua hirviendo. Tal vez,
si conversa usted con ellos unos minutos y les agrada, entonces, y sólo
entonces,
es posible que abandonen el campus y se vayan contentos. El presidente, con mohín adusto, asintió y aceptó recibir a los mendigos.
Jane Stanford se dirigió al importante hombre, comentándole su propósito de ellos. El caso es que
teníamos un hijo estudiando en esta universidad, pero lamentablemente murió hace unos días en un accidente. Él amaba Harvard, y mi esposo y yo
desearíamos levantar algo en su memoria en algún lugar del campus, si es posible.
El director de la universidad recorrió con sus ojos a aquella pareja y esbozó una taimada sonrisa.
No me interesa en absoluto,
señora. No podemos erigir una estatua por cada persona que haya
estudiado en Harvard y posteriormente haya fallecido. Leland Stanford,
el marido, le comunicó a su interlocutor que su intención no era la de
levantar una estatua, lo que ellos deseaban era
donar un edificio al centro que llevara el nombre de su hijo, honrando así su memoria.
¿Un edificio? ¿Tienen la más remota idea de cuánto cuesta un edificio? Nosotros hemos invertido hasta ahora
más de siete millones y medio de dólares en la construcción de todos los edificios que componen la universidad.
Los extraños visitantes quedaron en silencio, intercambiaron
miradas durante unos segundos y exhalaron un pequeño suspiro al unísono.
¿Siete millones y medio de dólares?
¿Tan poco cuesta iniciar una universidad? No se preocupe, señor presidente, ya no robaremos más de su precioso tiempo.
Levantaremos una universidad nueva en memoria de nuestro difunto hijo. Y abandonaron el lugar dejando al hombre en un estado de confusión y desconcierto.
Esta es la leyenda que, con la ayuda de Internet,
se convirtió en meme y viajó de correo electrónico en correo electrónico en forma de
PPS
. Varios blog y páginas web lo recogieron en su haber, difundiendo la falsa noticia a una velocidad de vértigo.
Sin embargo,
la realidad es mucho menos sensiblera. La verdad es que Leland Stanford era, en 1876,
gobernador de California. En aquella época compró 650 hectáreas de terreno con el fin de construir una enorme granja de caballos, a la que llamaría
Palo Alto Stock Farm. Más tarde adquirió las propiedades colindantes, llegando a juntar
más de 8.000 hectáreas en total. La pequeña ciudad que iba emergiendo tomó el nombre de
Palo Alto por cuenta de una gran secuoya que había en la zona, junto al
arroyo de San Francisquito.
Leland Stanford se crió y estudió derecho en Nueva York para, posteriormente, mudarse al oeste del país
llamado por la fiebre del oro. Como muchos de sus contemporáneos ricos,
hizo su fortuna en el mundo de los ferrocarriles.
Era el líder del Partido Republicano, gobernador de California y, más
tarde, senador de los EE. UU. Él y su mujer, Jane, tuvieron un hijo,
Leland Stanford Junior, que
murió de fiebre tifoidea con quince años,
en 1884, cuando la familia estaba de viaje por Italia. Pocas semanas
después de su muerte, los Stanford decidieron que, debido a que ya no
podían hacer nada por su propio hijo, “los hijos de California
serán nuestros hijos“. Y rápidamente se dispusieron a encontrar una manera duradera para recordar y honrar la memoria a su amado y difunto retoño.
Universidad de Stanford
Barajaron varias posibilidades, como un museo o una escuela técnica, pero al final
se decidieron por una universidad
en California (aunque, finalmente, también crearon un museo). Sí que es
cierto que visitaron al presidente de la Universidad de Harvard, a la
sazón
Charles William Eliot, pero fue únicamente
para recibir consejos y recomendaciones a la hora de iniciar el proyecto. La verdad es que estuvieron reunidos también con el director de la
Universidad Cornell de Nueva York, con los responsables del
MIT (el Instituto Tecnológico de Massachusetts) y con el director de la
Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. De todos ellos
se llevaron ideas para fundar su institución, y la
Universidad de Stanford abrió sus puertas
el 1 de octubre de 1891. Realmente, su nombre original es Universidad Leland Stanford Junior.
Sería interesante estudiar
la manera en la que se forma un bulo.
Como, de una historia original, nace una leyenda que cautiva a propios y
a extraños solapando la verdad y decorando los hechos primigenios.
Internet es, además, el medio actual
más propio para la difusión de estas fábulas en forma de
meme de fenómeno mundial. Hay que tener cuidado con lo que leemos en la Red, porque
no siempre puede ser toda la verdad.
1. ¿Por qué el Matrimonio Stanford, teniendo tantas riquezas, vestían tan pobremente, tanto que se asemejaban a
sabiendo que eso les dificultaría su relacionamiento social? Esa
conducta denota poca inteligencia, lo cual es incompatible con la capacidad de manejar empresas.
2. ¿Por qué
siendo que la gente de empresa siempre dispone de un tiempo muy limitado para esperar?
3. ¿No les hubiera resultado
4. ¿Cómo es posible que, siendo personas de alto vuelo empresarial,
5. ¿Por qué, como gente de negocios,
a gente tan práctica y directa como son los empresarios.
6. ¿Será cierto que la Universidad de
Si
las respuestas que damos a esas preguntas, "no cierran" con lo que se lee en el relato, no deberíamos reenviar sin más el mail. Debemos investigar,
primero, en una página seria, así aprenderemos más.
Espero que todas estas reflexiones les hayan servido para aumentar la actitud crítica ante noticas sensacionales o
maravillosas y, en general, ante las situaciones complejas que nos toca enfrentar en la vida.