Defensores del aborto intimidan a testigos y encubren escándalo sobre anticonceptivos
- Created on Tuesday, 10 December 2013 13:53
- By Lisa Correnti
WASHINGTON, D.C., 6 de diciembre
(C-FAM) Un defensor de los derechos humanos acusa a activistas proaborto
de intimidar a testigos para encubrir efectos secundarios mortales y
pruebas médicas antiéticas de un anticonceptivo de acción prolongada que
se inyecta a las mujeres en África.
Justo antes de
una audiencia programada esta semana en el Congreso de los Estados
Unidos, que podría dar origen a una modificación en la política de los
programas internacionales estadounidenses de planificación familiar,
Imani Walker, directora ejecutiva de Rebecca Project (Proyecto Rebeca), sucumbiendo a la presión de Planned Parenthood,
se apoderó del ordenador de uno de los testigos claves (Kwame Fosu,
director de políticas del Proyecto) y envió correos electrónicos a
empleados del congreso en los que anunciaba que había sido despedido,
dijo Fosu a Friday Fax en una entrevista exclusiva.
Según Fosu, la
medida de Walker fue simplemente el accionar más reciente en tres años
de ataques contra él por parte de
«ideólogos de los derechos
reproductivos» desde que publicó informes que revelan
violaciones de los
derechos humanos dentro de programas de planificación familiar. Fosu es
autor de
Depo Provera: violencia mortal contra la mujer.
Se pagaron
incentivos en dinero a médicos locales de África para que colocaran
inyecciones a miles de mujeres desprevenidas en un ensayo subvencionado
en parte por Usaid y la Fundación Gates, dijo Fosu. Los
activistas, junto con donantes adinerados que aportan a la salud
reproductiva, temen que estas revelaciones obstaculicen los derechos
reproductivos, afirmó.
Entre las
violaciones perpetradas por compañías farmacéuticas, proveedores de
salud y fundaciones, se encuentran experimentos antiéticos realizados
con mujeres africanas y el uso extendido del anticonceptivo inyectable
Depo Provera en millones de mujeres de color pobres, pese a sus
conocidos efectos secundarios mortales documentados por la
Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas
en inglés) y los Institutos Nacionales de la Salud. «Son personas como
yo que se dicen progresistas las que están perjudicando a las mujeres
porque quieren que todos tengan un modo de razonamiento: abortar»,
explicó Fosu, «eliminar el embarazo por cualquier medio necesario».
El congresista
William Lacy Clay, alto miembro del Caucus Negro del Congreso, dijo a
Fosu que su oficina había recibido varios llamados de Planned Parenthood para denigrarle. Planned Parenthood,
principal distribuidor de Depo Provera, recibe millones de dólares del
dinero público estadounidense para administrar el medicamento en los
Estados Unidos y en el exterior. Clay llevó a cabo una reunión
informativa en septiembre sobre funcionarios que engañan a las mujeres,
particularmente en África, acerca de las complicaciones médicas
asociadas al Depo Provera.
Fosu describió
el torbellino que se desató dentro de la comunidad de derechos
reproductivos inmediatamente después del lanzamiento de su primer
informe en un panel especial patrocinado por el congresista John Conyers
en 2010.
En The Outsourcing of Tuskegee -Nonconsensual Research in Africa (Subcontratamiento de Tuskegee. Investigación sin consentimiento en África),
Fosu pormenoriza un experimento antiético dirigido por el dr. James
Phillips en representación del Consejo de Población. Un médico del
Johns Hopkins y miembro de la fundación Bill y Melinda Gates que había
trabajado en Ghana contactó a Fosu y ofreció pruebas de que lo que el
dr. Phillips presentaba como asistencia médica de rutina era de hecho un
ensayo clínico del Depo Provera (anticonceptivo de efecto prolongado)
de la compañía farmacéutica Pfizer.
Médicos locales de la región de
Navrongo recibieron incentivos económicos en forma de estipendios,
honorarios de consulta y oportunidades de publicación en revistas de
investigación por el acceso a las mujeres. Se inyectó a unas nueve mil
sin su consentimiento. El estudio fue subvencionado en parte por la
Fundación Gates y Usaid.
Tras la publicación de
The Outsourcing of Tuskegee, el
Proyecto Rebeca fue sometido a la presión extrema de
fundaciones de
salud reproductiva, de activistas de la salud sexual y reproductiva y de
diagramadores de políticas para que se retirara el informe. Oficinas de
dos congresistas demócratas advirtieron a Fosu que su estudio podía ser
perjudicial para el movimiento de
derechos reproductivos y que los
republicanos lo utilizarían para luchar contra el aborto.
Fosu dijo que,
cuando se negó a ceder, Edee (Malika) Saada Saar, entonces directora
ejecutiva del Proyecto Rebeca, comenzó a trabajar secretamente con Shira
Saperstein, del Fondo Moriah, y con defensores de Planned Parenthood. El
intento fallido de Saar de desacreditar el informe de Fosu condujo a su
renuncia e inmediatamente después el Fondo Moriah y las fundaciones
Ford y Novo retiraron su subvención cercana al millón de dólares. Varios
directivos del Proyecto Rebeca (aliados de Saar vinculados a medios de
comunicación y al gobierno de Obama) renunciaron. Saar inmediatamente
encontró fondos para dar inicio a su propia organización.
Se obtuvo un
correo electrónico revelador de la oficina del representante John
Conyers, influyente congresista del Comité de la Magistratura de la
Cámara de Representantes de Estados Unidos. Shira Saperstein escribió a
los directivos de las agrupaciones proabortistas Planned Parenthood, Change, Ibis, Guttmacher, e Ipas.
Fosu y otros seguirían
«promocionando el informe, probablemente de modo más agresivo, aunque es
de esperar que con menos credibilidad y con subvenciones en rápida
disminución».
Más tarde Fosu descubrió que
mientras que Saperstein refutaba los hallazgos del informe en cuanto a
que el Depo Provera tenía efectos secundarios letales, su agrupación
simultáneamente subvencionaba a varias agrupaciones que
restringieron con éxito el Depo Provera en Israel.
Estas se oponían a las inyecciones de anticonceptivos que se daban a
las mujeres etíopes porque «pueden producir graves efectos secundarios
físicos y psicológicos, y no se recomienda... salvo en casos
excepcionales».
El Departamento de Justicia
debería analizar por qué Saperstein apoya acciones para proteger a las
mujeres judías negras de Israel del daño del Depro Provera, dijo Fosu, a
la vez que «promueve agresivamente» ese producto en las comunidades
negras de Estados Unidos y África.
Fosu aduce que la Fundación Gates, Usaid, Planned Parenthood
y Pfizer tienen pleno conocimiento de las pruebas científicas de que el
Depo Provera es un peligroso cancerígeno, no obstante «lo ocultan a
sabiendas» y colaboran con su distribución generalizada en toda el
África subsahariana.
Los defensores de los derechos
reproductivos están invirtiendo fuertemente en la distribución del Depo
Provera entre mujeres y niñas incultas y pobres. En una conferencia
reciente sobre planificación familiar celebrada en Etiopía y
copatrocinada por la Fundación Bill y Melinda Gates, se presentaron
estudios elaborados por Usaid, Path y varios diseñadores de
políticas de derechos reproductivos que versan sobre cómo ampliar la
distribución de Depo Provera en comunidades rurales de los países menos
desarrollados.
Están en
marcha iniciativas para hacer que lo distribuyan «tiendas de
medicamentos» o farmacias. Este sistema libre permite que sea
administrado por personas que no son profesionales médicos. Se
realizaron también estudios en Senegal y Uganda sobre el ensayo de una
nueva versión de Depo Provera llamada Sayana Press: presentación
autoinyectable desarrollada por Path a partir de fondos de Usaid. Ambos
sistemas de aplicación podrían poner trabas para que las mujeres
reciban asesoramiento sobre la gran cantidad de efectos secundarios
graves, según lo dispuesto por la Administración de Alimentos y
Medicamentos.
Defensores de
los derechos reproductivos y diseñadores de políticas han llevado el
financiamiento mundial para la planificación familiar a más de 7 mil
millones de dólares anuales, en gran medida dirigidos a mujeres y niñas
pobres de países en desarrollo. Fosu cree que una ideología eugenésica
está impulsando a fundaciones acaudaladas y a programas gubernamentales
de desarrollo para adoptar programas antiéticos de control demográfico a
fin de evitar que cierta clase de personas (las pobres y de color) se
reproduzca.
La
planificación familiar y el aborto a menudo se presentan como formas de
reducir el número de muertes por parto. O, como dice Fosu, «Ellos creen
que el único modo de prevenir la mortalidad materna es eliminando
nacimientos. Esto es completamente falso. No invierten en nada que
eduque o cure a las mujeres en África y en comunidades de escasos
recursos».
La Universidad
de Harvard ha reconocido al Proyecto Rebeca por su labor en la defensa
de los derechos de las mujeres y de los niños, y ha creado un sector
especial para sus publicaciones en la Biblioteca Schlesinger del
Instituto Radcliffe, en Harvard.
La audiencia
del congreso a la que Fosu fue enviado a testificar fue reprogramada
para enero por motivos no relacionados. Ayer, la junta directiva del
Proyecto Rebeca declaró que las medidas de Walker fueron antiéticas y
carentes de autoridad, y consideró «los correos electrónicos no
autorizados como malintencionados y tendientes a desestabilizar la
importante labor del Proyecto Rebeca que revela las prácticas médicas
antiéticas en África y el daño del Depo Provera».