Queridos amigos y lectores:
Por la profesión que ejerzo, la de escritor y conferencista sobre valores, juntamente con la de Psicoterapeuta, me suelen pedir mi opinión acerca de la homosexualidad.
Voy a darla, ahora en forma colectiva, a través de este artículo, como suelo hacer cuando son varias las personas que me hacen ciertas preguntas de interés general.NO TENGO NADA EN CONTRA DE LA HOMOSEXUALIDAD, NI DE LOS HOMOSEXUALES.
Tengo muy buena experiencia en el tratamiento de pacientes homosexuales.
Algunos llegan a formar pareja heterosexual.
Muchos de ellos se han sentido inmensamente aliviados cuando escucharon de mi boca que no hay nada de malo en ser homosexual, y que me apena cuando veo que los discriminan injustamente en sus hogares y en la sociedad.
Muchos de ellos se han sentido inmensamente aliviados cuando escucharon de mi boca que no hay nada de malo en ser homosexual, y que me apena cuando veo que los discriminan injustamente en sus hogares y en la sociedad.
PERO ESTOY FRONTALMENTE EN CONTRA DEL LOBBY HOMOSEXUAL, LO CUAL ES ALGO MUY DISTINTO.
El "lobby" homosexual está formado por personas, HOMOSEXUALES O NO que, con el pretexto de luchar en favor de la "no discriminación" contra los homosexuales, lo cual está muy bien,
AGREDEN LOS PRINCIPIOS Y VALORES DEL CRISTIANISMO Y DE LAS PAREJAS HETEROSEXUALES, llegando a quemar
iglesias, romper imágenes, destruir templos que son patrimonios de la
Humanidad, desfilar semidesnudos burlándose de la religión cristiana, de sus símbolos, o del Papa, con el determinado propósito de IMPONER SU CULTURA DEL LIBERTINAJE SEXUAL, lo cual está muy mal, porque luchando, supuestamente, por la no discriminación, se confieren ellos el derecho a discriminar, agrediendo implacables a quienes no pertenecen a su lobby: ¡un perfecto absurdo! ¡MILLONES DE HOMOSEXUALES ESTÁN EN CONTRA DE DICHO LOBBY!
¡MILLONES DE HOMOSEXUALES NO PRETENDEN UNIRSE EN EL MAL LLAMADO "MATRIMONIO IGUALITARIO"! (el cual es una ocurrencia exclusiva del lobby homosexual, apoyado, en la Argentina, por Cristina Fernández y el Congreso, sin ser ellos homosexuales, pero sí auspiciantes del mencionado lobby).
Está mal hacer uso de la violencia, en cualquiera de sus formas, para imponer los propios principios libertinos y aberrantes, o satisfacer oscuros deseos causados por conflictos mentales, conculcando derechos ajenos.
Por eso:
YO DISCRIMINO A LOS HOMOSEXUALES DEL LOBBY.
Y, por eso también, digo que no debemos hacer "DISCRIMINACIÓN INJUSTA", es decir, marginar a las personas por el solo hecho de ser homosexuales.Pero debemos discriminar a quienes pisotean derechos, libertad y credo ajenos.
Enfrentarles es una "DISCRIMINACION JUSTA".
Acompaño este mi comentario, con una nota Editorial de la Agencia C-FAM, cuya lectura les ayudará a profundizar este tema, y cuanto acabo de expresar en esta mi concisa respuesta a quienes me han pedido mi opinión sobre los homosexuales.
Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva.
Dr. Francisco Oliveira y Silva.
Feb 01, 2013
Editorial:
la orientación sexual y la identidad de género no son derechos humanos
Por Austin Ruse
WASHINGTON D.C., 1 de febrero (C-FAM) Con regularidad, fuentes aparentemente fiables informan a los funcionarios de todo el mundo encargados de establecer políticas que «la orientación sexual y la identidad de género» son categorías de no discriminación en el derecho internacional. Esto significa que las leyes nacionales e internacionales deben modificarse para aceptar la idea de que la homosexualidad y sus diversas variantes, que incluyen el travestismo, no pueden ser discriminadas de modo alguno.
Este tipo de no discriminación implicaría cambios en las leyes de matrimonio, de adopción e incluso en el uso de los baños públicos. Significaría que dichas nociones no podrían excluirse de ningún nivel de escolaridad, ni siquiera de la escuela primaria. Generalmente, estas demandas de no discriminación terminan discriminando a los cristianos y a otros que tienen objeciones morales y religiosas para aquellos conceptos.
No nos oponemos a garantizar que los homosexuales no sean discriminados de ninguna forma injusta. Y, ciertamente, nos oponemos a las leyes que convierten a la homosexualidad o a los actos homosexuales en delitos punibles con pena de muerte. Y pedimos a todas las personas de buena voluntad que jamás hagan daño de modo alguno a los homosexuales.
Pero oponerse a la agenda homosexual es algo muy distinto de promover que se dañe a los homosexuales. Y pese a que estamos a favor de protegerlos de agravios, no significa que sostengamos que la orientación sexual y la identidad de género sean categorías protegidas en el derecho internacional. Ya existen tratados internacionales que protegen específicamente contra esos males, que incluyen los pactos de 1966 con los que se dio fuerza de ley a la Declaración Universal de Derechos Humanos, el tratado contra la tortura y otros.
El hecho es que la orientación sexual y la identidad de género no son categorías de no discriminación aceptadas en tratados de la ONU o en otros ámbitos del derecho internacional. No importa que lo diga el Secretario General de la ONU. No solo está equivocado: excede su autoridad al hacerlo. También es irrelevante que lo digan los comités de la ONU, o profesores de derecho, o la Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Es falso que lo respalde la Asamblea General de la ONU, que jamás ha aceptado una noción tal.
Los defensores de esta idea creen que si uno logra que la suficiente cantidad de fuentes aparentemente fidedignas sostengan esta afirmación, se torna verdadera. Pero el hecho es que al menos la mitad de los Estados Miembros de las Naciones Unidas se opone incluso a usar la frase «orientación sexual e identidad de género» hasta en documentos no vinculantes, mucho menos en tratados vinculantes. El derecho internacional se compone mediante tratados y no por los comentarios del Secretario General.
Saludamos a los Estados Miembros que se opusieron a esta idea en la Asamblea General. También, a aquellos países que han decidido no quedarse con la defensa. Con demasiada frecuencia, los países que representan a pueblos tradicionales son más bien como sacos de boxeo para la izquierda radical de la ONU. Y tienden a quedarse allí, recibiendo golpe, tras golpe, tras golpe. Pero algunos están procediendo a la ofensiva.
Una coalición de sesenta países que representan a todas las regiones del mundo firmó una declaración conjunta en 2008, que deja clara su oposición a regularizar la orientación sexual y la identidad de género. Es más, algunos, como Rusia y otros países de Europa del Este, están proscribiendo la propaganda homosexual en las escuelas. Aunque es muy lamentable la violencia concomitante contra los homosexuales, ellos tienen derecho a oponerse a que se adoctrine a sus hijos con ideas inmorales y malsanas acerca de la sexualidad.
C-FAM exhorta a los gobiernos a que continúen haciendo frente a la izquierda sexual radical y a que bloqueen todos los esfuerzos tendientes a convertir la orientación sexual y la identidad de género en nuevas categorías del derecho internacional.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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