Queridos amigos y lectores:
No conozco una sola persona, sin importar su credo o nacionalidad, que no se sienta entusiastamente satisfecha con la elección del Papa Francisco.
Con su sola prsencia, con su semblante y sus gestos reflejando sencillez, ternura y humildad, ha entrado, sin necesidad de palabras, en lo más hondo del corazón de miles de millones de habitantes del planeta.
Nadie dejó de admirar, en este hombre extraordinario, su seguridad de conductor servicial, su autenticidad espiritual, su honda convicción de los más altos principios y valores humanos, y su innegable pobreza material adoptada como estilo de vida, y su amor hacia los más débiles.
Esta gran personalidad nos permite sentirnos ante la gigantesca figura de un verdadero Padre, y de un amigo, cuya pasión es brindar protección, amor, comprensión y fidelidad hasta la muerte, a todos los seres humanos, sin discriminar a nadie, tal como lo hacía Cristo.
De todos los corazones ahora brota, espontaneo, un grito de jubilosa admiración y amor por este Papa tan importante para la Iglesia, tan necesario para nuestro tiempo en crisis.
Les envío un artículo que se refiere a este verdadero milagro: ver convertido en Papa a un hombre tan sencillo, pero que tiene, en su humildad y en su amor a la pobreza, la riqueza de un santo extraordinario, de un político hábil, de un trabajador incansable, y de un admirable arquitecto de la Iglesia, hoy tan necesitada de ser reconstruida.
Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva
Cel.:0985 24 26 01
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No
pude evitar sentir que los milagros existen cuando escuché que el
elegido para ocupar la silla de Pedro era el cardenal Jorge Mario
Bergoglio, porque debo...
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