Esas
feministas, fanáticas y agresivas contra la moral cristiana y la Iglesia, son
ciertamente mujeres paraguayas, pero no son la mujer paraguaya gloriosa y
heroica a la cual se refirió el Papa Francisco.
Francisco Oliveira y Silva
Queridos amigos y lectores:
Ante la curiosa repercusión que tuvo la
frase del Papa Francisco, expresando su deseo de que la mujer paraguaya sea
premiada con el premio Nobel, sentí la necesidad de escribir algo, para que no
se tome esa propuesta con tanta ligereza y superficialidad, tal como lo relata ABC Color, edición impresa, en sus
páginas 12 y 13 del 15 de febrero de 2014.
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Papa Francisco. |
Verdadero
contexto
Dichas expresiones del Papa surgieron en la
espontaneidad de una conversación que él mantuvo con dos argentinos que estuvieron
exiliados en Suecia; pero se las tomó como si sus expresiones hubieran salido
de un documento papal dirigido explícitamente a la mujer paraguaya.
Hasta Horacio Cartes y la ministra de la
Mujer embalaron en el tema, y compartieron las expresiones del Papa
entendiéndolas literalmente. ¡La ministra Ana Baiardi habló de «postulación
papal», y que la tramitaría a través del Ministerio de Relaciones
Exteriores!
¡Cuánta superficialidad en nuestras
autoridades! Por eso estamos como estamos.
He sentido entonces la necesidad de
explicar cómo deben interpretarse dichas expresiones, para no incurrir en
errores, ya sea con respecto a la personalidad, supuestamente heroica, de
nuestras compatriotas, ya sea con respecto a la objetividad y seriedad del
Papa. No faltó algún locutor, chabacano e irreverente, que soltó la siguiente
expresión, creyendo ser chistoso:
«¡A lo mejor Bergoglio tuvo
algo con alguna paraguaya!»
Debo aclarar, ante todo, que yo soy
feminista, y que, como tal me manifiesto en mis libros, artículos,
conferencias, y entrevistas por radio y televisión. Siempre me he declarado
feminista, pero en el verdadero sentido de la palabra: es decir, como un
promotor del valor de la mujer, tan despreciada por muchos, y de su igualdad al
varón en dignidad y en derechos, pero no en su biología sexual, ni en su
personalidad psicológica, extensión
indebida e irreal que pregonan los del lobby
del feminismo de género, como si hombre y mujer fuesen iguales en todo.
Lo he citado a Dante, que dijo: «Si quieres
conocer la verdad, vete al mundo de las mujeres», y a Ortega y Gasset que dijo
que «los valores que la humanidad ha ido alcanzando a lo largo de siglos de
civilización, se encuentran atesorados en el corazón femenino».
Pero también soy realista, y no pretendo
capitalizar para mi postura expresiones provenientes de personalidades tan
importantes, como lo es hoy el Papa Francisco, sin apreciar el alcance real de
dichas expresiones.
Las
expresiones y sus sentidos
Para analizar y precisar su alcance, voy a
copiar aquí, textualmente lo que dijo el
Papa acerca del heroísmo y la gloria de la mujer paraguaya. Lo dijo en por lo
menos tres oportunidades, con más o menos palabras, pero siempre aduciendo el
mismo motivo de su admiración hacia nuestras compatriotas: su heroísmo en la
Guerra del 70’. Esto es lo que dijo el Papa:
«A mi juicio, la mujer
paraguaya es la mujer más heroica de América. Después de la guerra (contra la
Triple Alianza) quedaban ocho mujeres por hombre. E hizo esa gran opción de
tener hijos, ¿no?, para salvar la patria, la lengua, la cultura y la fe. Yo
desearía que algún día el Comité del Premio Nobel le otorgara el Premio Nobel
¡a la mujer paraguaya! Por haber salvado la cultura, la patria… ¡heroica! ¡La
propongo!».
1) Se refirió obviamente a las mujeres de
la Guerra Grande, como símbolo de lo que es capaz una mujer paraguaya que, en
medio de tan espantosa tragedia, y habiendo quedado ocho mujeres por cada hombre
en promedio, aquellas mujeres, sin retacear sufrimientos, «hicieron la gran
opción de tener hijos, ¿no?, para salvar la patria, la lengua, la cultura y la
fe: ¡heroica!».
Más claro, agua: las mujeres de la Guerra Grande
son el ícono, el símbolo, el emblema, el ejemplo al que debieran aspirar las
mujeres paraguayas de hoy.
El Papa, conocedor de la historia, las propuso
como un ideal, dignas del premio Nobel. Se refirió a la historia no a la
actualidad.
2) En literatura existen expresiones como
la hipérbole, la metonimia, la metáfora, la antonomasia, y otras que, siendo
exageraciones, se relacionan con la realidad a la que se refieren, y ayudan a
visualizarla mejor.
En rigor son mentiras que guardan cierta
relación con la realidad, y que, dentro de un contexto, nos permiten comprender
mejor lo que el escritor, o el periodista, o el personaje famoso, se proponen
comunicar.
Consideren estos ejemplos:
«Asunción, madre de ciudades»
(por Asunción del Paraguay).
«La voz» (por el cantante Frank
Sinatra).
«El ángel andaluz» (por el
poeta Federico García Lorca).
«La voz de América» (por la
cantante Mercedes Sosa).
«Sucursal del cielo» (por
Caracas, Venezuela).
«Los repolleros» (por los del
club Libertad-Paraguay).
«El ciclón de barrio Obrero»
(los del club Cerro Porteño-Paraguay).
«La ciudad de las luces»
(París).
«La ciudad que nunca duerme»
(Nueva York).
Y cientos más que ustedes sin duda conocen,
como el popular:
«Te merecés un monumento» (por algún gran favor que nos hicieron).
Habrán podido apreciar las mentiras que
encierran dichas frases tan creativas pero, a la vez, la muy estrecha relación
existente con la realidad, sin ser ellas la realidad.
Así:
«Asunción madre...», fue madre de ciudades,
pero ya no lo es.
«Los repolleros» en algún tiempo pasado se
plantaban repollos donde hoy se encuentra el estadio del club Libertad, pero
hoy ya no.
«El ciclón de barrio Obrero», por el ímpetu
de sus jugadores, similar al del ciclón meteorológico, pero ellos no son dicho evento.
Francisco
y sus expresiones
El mismo Papa Francisco, como argentino muy
propenso a emplear ese lenguaje tan expresivo, y que llega mejor al alma y al
entendimiento de la gente, lo utiliza a menudo en sus catequesis.
Voy a citar tres ejemplos:
«El
pastor debe tener olor a oveja», se refiere a que
el cura debe meterse entre la gente, especialmente entre los más alejados, los
que viven en las periferias, pero no que deba tener olor a dicho animal.
«La
Iglesia no puede encerrarse mirándose el ombligo»,
expresa también el pensamiento anterior, pero no que la Iglesia tenga ombligo.
«La
corte vaticana es la lepra del papado», se refiere
a los eclesiásticos que ocupan altos cargos en el Vaticano, los cuales no
buscan servir a las personas, sino recibir las adulaciones de las mismas, pero
no que sean leprosos.
3) En la realidad histórica y en la actual:
las mujeres actuales, ya no son las de aquel tiempo. El tiempo transforma
muchas cosas. Para bien o para mal. No pocas veces para mal, como en este caso.
De las mujeres de la Guerra Grande, dijo el
Papa que son heroicas.
Héroe, dice el diccionario, es «el que se distingue por sus acciones
extraordinarias, o su grandeza de ánimo. Femenino: heroína».
Heroísmo: Actitud propia de los héroes.
Heroico: que demuestra heroísmo.
La mujer paraguaya en el presente
Nos preguntamos: Las mujeres paraguayas de
hoy, ¿también son heroicas? ¿En qué? ¿Lo son todas, o solamente unas
pocas? ¿Quiénes son esas pocas? ¿Cómo identificarlas? ¿Solo a ellas se les
daría el premio Nobel? ¿O se entregará ese premio al Gobierno paraguayo, o al
ministerio de la Mujer, para que lo distribuyan entre las heroicas?
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La heroica mujer paraguaya. |
Respondo: es más que obvio el hecho de que
muchas mujeres paraguayas están muy lejos del calificativo papal de «heroicas».
En efecto, ¿cómo puede considerarse heroica
a la mujer que, libremente, aborta para no asumir la responsabilidad de la
disoluta o imprudente vida sexual que lleva? ¿O la mujer que alienta esas
prácticas con la mentira de que es un derecho humano, como lo enseña la ONU y
pretende que se convierta en ley en todos los países?
No estoy seguro del número de mujeres que
recurren al aborto. Pero, de todos modos, esas mujeres, ciertamente, no son
heroicas.
El Papa dijo, precisamente, que el no haber
abortado, sino el haber tomado «esa gran opción de tener el hijo», aún en medio
de las inmensas penurias y sufrimientos sin fin que trajo aquella Guerra del 70’,
es una de las razones para considerarlas heroicas.
Y menciona ese motivo en primer lugar al
decir:
«A mi juicio, la mujer paraguaya es la mujer más
heroica de América. Después de la guerra (contra la Triple Alianza) quedaban
ocho mujeres por hombre. E hizo esa gran opción de tener hijos, ¿no?»
Las mujeres que han hecho la opción de tener
el hijo, en aquellas infernales circunstancias de la guerra, «para salvar la
Patria» desangrada ya de pobladores,
¡esas deben ser consideradas ciertamente heroicas!
No estoy seguro del número
de mujeres que recurren al aborto. Pero, de todos modos, esas mujeres,
ciertamente, no son heroicas.
Hoy, por desgracia, no pocas mujeres
paraguayas, muy sueltas de cuerpo y de criterio, hablan ya de otras opciones.
La opción sexual, o perspectiva de género,
que es la falsa teoría que sostiene que la mujer tiene el derecho a optar por
ser lesbiana, intersexo, heterosexual, zoofílica, o lo que quiera hacer
sexualmente, cada mes, o cada año, todo en el mismo nivel, «porque todo eso es
tan normal como la heterosexualidad», según dicen ellas, sin ningún respaldo
científico, imbuidas por tan descaminada enseñanza de origen marxista.
El gobierno
del ex obispo Fernando Lugo quiso implantar esa maldita enseñanza en las
escuelas y colegios a través del Ministerio de Educación, creador del fatídico
Marco Rector Sexual que, por presión de la ciudadanía, fue derogado. Muchas
mujeres del gobierno de Fernando Lugo, y las del actual gobierno (de Horacio
Cartes) están apoyando tan espeluznante como letal teoría.
La opción de abortar, o de interrumpir el
embarazo, como se dice ahora, en el nuevo lenguaje políticamente correcto, que
minimiza cualquier crimen o comportamiento funesto o vergonzoso.
Sostienen que abortar es un derecho humano,
y a los distintos programas de aborto le dan el calificativo «políticamente
correcto» de «Plan de salud sexual y reproductiva».
Lo dicen como si se tratase de extraerse un
quiste ovárico. De hecho, en las manifestaciones de feministas fanáticas
españolas, se escucha la frase: «¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios!». Se
aborta, y todo tranquilo. «Mi panza es mi panza». Pero eso no es así.
«Esa frialdad, dice el Papa, contrasta con los
problemas de conciencia, los remordimientos que, al cabo de unos años, tienen
muchas mujeres que abortaron. Hay que estar en un confesionario y escuchar esos
dramones, porque saben que mataron a un hijo». (El Papa Francisco, best seller
publicado por Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti-Argentina).
Planes
del gobierno
El actual gobierno denota igual tendencia,
a través del POLAN, y del PLAN NACIONAL DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA PARAGUAY
2014 - 2018, del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, a cargo del
Dr. Antonio Carlos Barrios, ministro, y de las mujeres:
Dra. Teresa Barán Wasilchuk, Viceministra.
Dra. Lida Mercedes Sosa Argüello, Directora
General de Programas de Salud.
Dra. Karen Elizabeth Díaz G.Directora, de
Salud Sexual y Reproductiva.
El Gobierno de Horacio Cartes que, a través
de la ministra de Cultura, Mabel Causarano, ha declarado «De interés nacional»
el día del orgullo gay; y la ex ministra de la Mujer, Gloria Rubín (no sé si
también la actual, Ana Baiardi), promovía el lesbianismo, la perspectiva de
género, el aborto; y la trajo a la ya en España detestada Bibiana Aído, del
fracasado gobierno de Rodríguez Zapatero, para disertar, sin ser médica, sobre
su espantosa afirmación de que «un feto no es humano hasta las 14 semanas».
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Mabel Causarano, ministra de Cultura. |
Sostienen que abortar es un
derecho humano, y a los distintos programas de aborto le dan el calificativo «políticamente
correcto» de «Plan de salud sexual y reproductiva».
No creo que Horacio Cartes, ni las mujeres
de su gobierno que insisten en legalizar el aborto y las perversiones sexuales,
deban adherir a la propuesta del Papa sin lavarse antes la mente y el alma,
porque el Papa clama por el respeto a la vida, la familia y la sexualidad, tal
como Dios las creó, y abomina las «presiones
internacionales que pretenden destruir el Plan de Dios».
Esas mujeres paraguayas pro-aborto, están muy lejos de entrar en el concepto
papal de mujer paraguaya heroica.
El
elogio no es para…
4) ¿Qué porcentaje de mujeres paraguayas
optan por abortar? Son muchas, según cifras oficiales, incluyendo un creciente
número de adolescentes, de las cuales algunas mueren durante el acto del
aborto.
A partir de esa triste realidad, las
autoridades del Paraguay, muchas de ellas mujeres, proponen y enseñan la
necrofílica doctrina de la Salud sexual y reproductiva, que no es otra cosa que
el aborto, y pretenden convertirlo en ley, como en otros países autodenominados
progresistas.
El Papa dijo: «No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión
(aborto). No es progresista pretender resolver los
problemas eliminando una vida humana.».
Los que pretenden legalizar el aborto,
antes que implementar una adecuada y eficaz educación sexual cuya alta eficacia
redundará, obviamente, en la prevención del Sida y de los embarazos de
adolescentes, se asemejan a los que prefieren invertir en la compra de ataúdes
(el aborto legal), en lugar de adquirir medicamentos para salvar las vidas: la
sana y correcta educación y formación en la sexualidad.
"No es progresista pretender
resolver los problemas eliminando una vida humana". (Papa Francisco)
El Papa propone el premio Nobel, NO para
las mujeres paraguayas pro-aborto, sino para las heroicas, las que hacen esa
gran opción de tener el hijo.
Una verdadera educación sexual debe llevar
a los adolescentes a tomar la decisión de no tener relaciones sexuales
ocasionales, ni considerarlas una diversión, sino la expresión de un amor
responsable y fiel. Ese es el único camino eficaz, como dijimos más
arriba, para erradicar el Sida, los
embarazos de adolescentes, y el aborto.
Las
mujeres paraguayas y la Iglesia
5) Hay mujeres que agravian a la Iglesia
católica. Es muy frecuente leer declaraciones de feministas radicales, es
decir, las fanáticas, soberbias y recalcitrantes, algunas de ellas empotradas
en el Ministerio de la Mujer, en el de Ministerio de Cultura, y en otros, que
se despachan con frases ofensivas contra la Iglesia católica calificándola de «Iglesia
pedófila», «inquisitorial», «cavernaria», «troglodita y represora».
Yo respeto su libertad para expresarse como
les parezca conveniente.
Pero sostengo que no serán esas tampoco las
mujeres paraguayas para las cuales el Pontífice propone para el premio Nobel.
Las comprenderá, es cierto, pero no pedirá
ningún premio para ellas.
Esas feministas, fanáticas y agresivas
contra la moral cristiana y la Iglesia, son ciertamente mujeres paraguayas,
pero no son la mujer paraguaya gloriosa y heroica a la cual se refirió el Papa
Francisco.
Y no lo son porque ellas no promueven ni la
patria, ni la cultura, ni la lengua, ni la fe, que son los méritos de nuestras
heroínas de la guerra, destacados por el Papa para proponerlas al Nobel.
No promueven la patria. ¿Qué hicieron están
haciendo esas y muchas otras mujeres de hoy, por la patria? Y si lo han hecho,
¿quiénes son, para darles a ellas el premio?
No promueven la cultura. Se proponen
desterrar la cultura paraguaya e instalar una cultura foránea, impuesta por la
ONU, sin que muchas de las demás mujeres que tampoco son heroicas, les ofrezcan
resistencia alguna, pese a contar con el respaldo de nuestra Carta Magna que
admite una sola forma de familia, y no tolera el aborto.
Esas mujeres rompieron con la cultura
paraguaya, y quieren imponer otra cultura antipatriótica.
No promueven la lengua. Porque, en vez de
hablar el guaraní, como lo hacían aquellas heroicas mujeres, o un bien hablado
castellano, han comenzado a expresarse en un castellano errático y extraño,
promovido por presiones extranjeras, que dicen que es necesario hablar así
ahora, para «visibilizar a la mujer», duplicando innecesariamente el masculino,
y diciendo «todos y todas», «paraguayos y paraguayas», «atentos y atentas»,
además de encubrir comportamientos sórdidos, criminales o reprochables, con un
lenguaje aséptico, que aparenta inocuo, como lo de salud sexual y reproductiva,
en lugar de aborto; o «trabajadoras del sexo» en lugar de prostitutas; «métodos
alternativos de interrogatorio», en lugar de tortura. Esto es una creación del
marxismo de Friederich Engels, cuyo objetivo final es destruir el idioma, la
familia y la sexualidad.
No promueven la fe. Porque, en lugar de
transmitirla, como lo hicieron aquellas mujeres de la Guerra Grande, insultan a
la Iglesia católica con los epítetos señalados más arriba. Y en lugar de
difundir el mensaje evangélico de Jesús, difunden la nefasta doctrina de la
ideología de género que permite dar rienda suelta a la lujuria sexual y dar al
traste con el mensaje de la Iglesia.
Esas mujeres rompieron con
la cultura paraguaya, y quieren imponer otra cultura antipatriótica.
La propuesta del Papa, como vemos, no es
premiar a todas las mujeres paraguayas, sino a quienes lo merecen.
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Luchadora, mujer paraguaya. |
Además, como la frase «la mujer paraguaya»
es una entelequia, es decir, no existe más que como puro y perfecto concepto
abstracto, las palabras elogiosas de Francisco no deben tomarse como un aplauso
para todas las mujeres nacidas en este país, sino como un modelo de mujer
inspirado en las heroicas mujeres de la Guerra contra la Triple Alianza.
La propuesta del Papa puede tomarse,
entonces, como una delicada advertencia a nuestras compatriotas, expresadas en
la siguiente consigna: «Mujeres paraguayas: sean ustedes como las mujeres de la
Guerra grande: heroicas, optando por tener hijos, luchando por mantener la fe
en Dios y la cultura de la Patria paraguaya, porque aquellas heroicas mujeres
sí son dignas de un Premio Nobel».
Nada más: pero tampoco ¡nada menos!
Cordiales saludos,
Dr.
Francisco Oliveira y Silva.