Queridos amigos y lectores:
DE AHÍ VIENE LA PALABRA "ASSUMPTA" ("LLEVADA"), Y "ASSUMPTIO", ("ASUNCIÓN")
(Hacer clic en la imagen).
La Biblia no cuenta nada acerca de la muerte de María.
Pero una tradición muy bien fundada, nos asegura que murió y fue llevada a la tumba.
Al cabo de tres días ¡la tumba estaba vacía!, como ocurrió con Jesús. Se dio por absolutamente cierto que los ángeles se la llevaron al Cielo.
Ese fenómeno se conoce con el nombre de "Asunción al Cielo", del latín "assumptio" que significa "ser elevado".
Les invito a repasar esta tradición con el siguiente pps., escuchando un coro que canta una música muy dulce.
https://youtu.be/qdgFdwDO9Lc
Pero una tradición muy bien fundada, nos asegura que murió y fue llevada a la tumba.
Al cabo de tres días ¡la tumba estaba vacía!, como ocurrió con Jesús. Se dio por absolutamente cierto que los ángeles se la llevaron al Cielo.
Ese fenómeno se conoce con el nombre de "Asunción al Cielo", del latín "assumptio" que significa "ser elevado".
Les invito a repasar esta tradición con el siguiente pps., escuchando un coro que canta una música muy dulce.
https://youtu.be/qdgFdwDO9Lc
MI COMENTARIO:
¡El silencio de María! ¡El silencio!
En
medio el torbellino de actividades y preocupaciones en el que, a veces,
nos vemos envueltos, necesitamos el silencio. ¡Lo necesitamos con urgencia! porque solo en el silencio, el
corazón reposa, y todo vuelve a recobrar la calma.
María, la que fue "assumpta" a los Cielos, es una ejemplar maestra del silencio, como lo leemos en la Biblia:
-- "María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón" (Lc. 2,19).
-- "Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón"
(Lc. 2,51).
María, la que fue "assumpta" a los Cielos, es una ejemplar maestra del silencio, como lo leemos en la Biblia:
-- "María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón" (Lc. 2,19).
-- "Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón"
(Lc. 2,51).
¡El valor del silencio! ¡La importancia del silencio!
"Non in commotione Dominus": "El Señor no está en la conmoción, en el terremoto".
"Non in commotione Dominus": "El Señor no está en la conmoción, en el terremoto".
Les
invito a leer el siguiente relato tomado de la Biblia (I Reyes, 19: 11-13):
"Díjole el Señor: sal fuera y ponte en el monte... va a pasar el Señor. Pasó un viento fuerte y poderoso que rompía los montes y quebraba las peñas; pero no estaba el Señor en el viento. Y vino tras el viento un terremoto; pero no estaba el Señor en el terremoto. Vino tras el terremoto un fuego, pero no estaba el Señor en el fuego. Tras el fuego vino un ligero y blando susurro. Cuando lo oyó Elías, cubrióse el rostro con su manto, y saliendo, se puso en pie a la entrada de la caverna, y oyó la voz del Señor".
EL SEÑOR VIENE ENVUELTO EN EL SILENCIO.
Podría escribirse mucho sobre este tema, pero prefiero poner a consideración de ustedes, algunos brochazos del arte poético y musical, invitándoles a reflexionar acerca de la importancia del silencio, como un homenaje a la Virgen de la Asunción, Madre del silencio, para que nos enseñe a encontrarlo a Jesús en el silencio de nuestros corazones.
"Díjole el Señor: sal fuera y ponte en el monte... va a pasar el Señor. Pasó un viento fuerte y poderoso que rompía los montes y quebraba las peñas; pero no estaba el Señor en el viento. Y vino tras el viento un terremoto; pero no estaba el Señor en el terremoto. Vino tras el terremoto un fuego, pero no estaba el Señor en el fuego. Tras el fuego vino un ligero y blando susurro. Cuando lo oyó Elías, cubrióse el rostro con su manto, y saliendo, se puso en pie a la entrada de la caverna, y oyó la voz del Señor".
EL SEÑOR VIENE ENVUELTO EN EL SILENCIO.
Podría escribirse mucho sobre este tema, pero prefiero poner a consideración de ustedes, algunos brochazos del arte poético y musical, invitándoles a reflexionar acerca de la importancia del silencio, como un homenaje a la Virgen de la Asunción, Madre del silencio, para que nos enseñe a encontrarlo a Jesús en el silencio de nuestros corazones.
* De un poema titulado "Silencio", de Francisco Luis Bernárdez, poeta argentino, escojo la siguiente estrofa:
No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo, tu perfecta espada.
* En una canción titulada "Madre del silencio", de Luis Hernán Muñoz, compositor chileno, escucharán un bellísima canción que enaltece el valor del silencio, del cual la Madre de Dios es un maestra y modelo:
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo, tu perfecta espada.
* En una canción titulada "Madre del silencio", de Luis Hernán Muñoz, compositor chileno, escucharán un bellísima canción que enaltece el valor del silencio, del cual la Madre de Dios es un maestra y modelo:
- AQUÍ TIENEN EL VIDEO Y EL CANTO:
https://youtu.be/5gfbm_8Ag9s
- AQUÍ LES COPIO LA LETRA DE ESA CANCIÓN:
Como una tarde tranquila,
como un suave atardecer,
era tu vida sencilla
en el pobre Nazareth;
y en medio de aquel silencio,
Dios te hablaba al corazón.
Virgen María, Madre del Señor:
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Enséñanos, Madre buena,
cómo se debe escuchar
al Señor cuando nos habla
en una noche estrellada,
en la tierra que, dormida,
hoy descansa en su bondad.
Virgen María, Madre del Señor:
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Y sobre todo, María,
cuando nos habla en los hombres:
en el hermano que sufre,
en la sonrisa del niño,
en la mano del amigo,
y en la paz de una oración.
Virgen María, Madre del Señor
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Danos tu silencio y paz
para escuchar al Señor
Esta
hermosa canción, compuesta por el chileno Luis Hernán Muñoz, ha
traspasado fronteras con un mensaje de particular relevancia para
nuestros tiempos: pedirle a la maestra de oración, es decir, a la Virgen
María, que nos enseñe a rezar.
El texto de la canción es un verdadero poema, dirigido con confianza a la Madre de Dios pidiéndole que nos conduzca hacia su divino Hijo. Como en las mejores obras de arte cristiano que retratan a la Virgen Madre, el centro de esta canción mariana es siempre Jesucristo. Si nos fijamos con atención, el texto del coro es una súplica incesante a María a fin de que nos conceda su silencio y su paz interior para escuchar la voz suave de Dios:
El texto de la canción es un verdadero poema, dirigido con confianza a la Madre de Dios pidiéndole que nos conduzca hacia su divino Hijo. Como en las mejores obras de arte cristiano que retratan a la Virgen Madre, el centro de esta canción mariana es siempre Jesucristo. Si nos fijamos con atención, el texto del coro es una súplica incesante a María a fin de que nos conceda su silencio y su paz interior para escuchar la voz suave de Dios:
Virgen María,Madre del Señor,
Danos tu silencio y paz
para escuchar su voz;
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Danos tu silencio y paz
para escuchar su voz;
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz.
Ahora
bien, ¿en qué consiste esa voz de Dios? Como nos explica la Carta a los
Hebreos, Dios nos ha hablado ha hablado de muchas maneras; pero en este
último tiempo, nos ha dado su Palabra definitiva: Jesucristo (Hb 1,
1-2). Sí, Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, en quien Dios nos lo
ha dicho todo (Jn 1, 14). Con este canto nos dirigimos a María para que
nos enseñe a escuchar a Cristo Nuestro Señor, la voz de Dios.
Efectivamente, la Virgen ha sabido contemplarlo de un modo singularísimo
y con una intimidad que supera toda capacidad de comprensión, pues ella
no sólo ha escuchado su palabra, sino que más aún, la ha acogido en sus
propias entrañas.
El
arreglo de la canción ha pretendido ser un medio para que este mensaje
llegue al oído y al corazón con claridad.
--- En la primera estrofa, la
escasa presencia de instrumentos y la sencillez de la guitarra subrayan
el “suave atardecer”, “la vida sencilla”, el silencio y la pobreza.
--- La
segunda estrofa trata de colocarnos en la quietud de la noche, quietud
que carece de sonidos exteriores, pero que exulta interiormente por la
belleza de las estrellas. Esta estrofa retrata perfectamente el silencio
interior de María, en el que la voz de Dios se dejaba escuchar con toda
claridad. Para ilustrarlo, los movimientos del clarinete y el acordeón
son graduales, delicados, como desgranando con cuidado los tesoros del
corazón. El trino del clarinete sugiere la noche, con la
vida secreta de los animales y plantas que despiertan mientras nosotros
descansamos, reflejo de la presencia de Dios aún en la más cerrada
oscuridad: “ni la misma tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es
luminosa como el día” (Sal 139, 12).
--- La
tercera estrofa es un ruego profundo a María para que nos ayude a
escuchar la voz de Dios, que se expresa de modos tan diversos y
misteriosos. Los instrumentos tratan de marcar la riqueza de la
multifacética naturaleza de la vida terrena: el trazo del acordeón marca
la presencia divina en todas las cosas, la aspereza del cello subraya
el dolor del hermano, y la dulzura del clarinete acompaña la sonrisa del
niño. El contracanto masculino, que añade novedad a la tercera
exposición de la estrofa, hace patente la intención del poema de incluir
a los hermanos en la perspectiva del encuentro con Jesús.
--- Todos
los estribillos son cantados por un coro, que representa una multitud
de personas que piden a María la gracia de recibir “su silencio y paz”
para escuchar la voz de Dios. Es la misma multitud que vive en un mundo
lleno de ruidos y distracciones, un mundo que no permite el silencio
interior, un mundo verdaderamente alienante. Ya no nos resulta estar
solos: rápidamente acudimos al teléfono móvil y navegamos por un
universo infinito de información, tan amplio y tan atrayente que nos
olvidamos de un universo aún más grande y verdadero: el de la propia
alma y el del insondable ser de Dios.
En
medio de estas dificultades nunca antes vistas, y en el marco de una
humanidad que parece ir perdiendo la fe, volver a la oración no es una
asignatura optativa. Cristiano que no reza, cristiano que probablemente
dejará de serlo. Y quién mejor que la propia Virgen María, modelo de
oración, que nos enseñe cómo escuchar la voz de su Hijo. Mirando su
ejemplo aprenderemos a hacer silencio, a llevar una vida más sencilla, a
escuchar al Señor en los atardeceres, en la noche y en las estrellas,
en los hermanos que sufren, en los niños y en el amigo.
Virgen María, ¡danos tu silencio y paz para escuchar Su voz!
QUERIDOS AMIGOS:
Estoy
seguro de que habrán sacado provecho de todas estas reflexiones
bíblicas, poéticas, y musicales, con las cuales me dispuse a rendir un HOMENAJE A MARÍA, CUYA ASUNCIÓN AL CIELO HOY CELEBRAMOS.
Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva.
Dr. Francisco Oliveira y Silva.
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