DÍA: VIERNES 5 DE OCTUBRE DE 2018
Sylvia y yo, cumplimos hoy 53 años de matrimonio.
Comparto con ustedes tan indescriptible alegría.
Durante nuestro primer mes de noviazgo en aquel país,
sin soñar aún que llegaríamos al Matrimonio, compuse para ella muchos poemas muy significativos, cuya antigüedad es de 54 años...
Pero lo que en ellos expreso, sigue teniendo actualidad, porque los siento
tan vivos en mi corazón, como si recién los hubiera escrito.
Les acerco hoy mi primer poema para Sylvia, que es una breve "Rima",
y otro, escrito a los 38 años de casados, que es un soneto titulado "Juntos, compañera".
Rima
Un pálido reflejo de la luna
se hizo un día mujer, y fuiste tú:
por eso pasas por mi vida, hermosa,
blanca y radiante como un haz de luz.
Ligado a ti, ceñido a ti por siempre,
quiero llevarte hasta la eternidad,
porque un amor que no conoce ocaso,
es amor de verdad.
(Santiago de Chile, 1964).
Juntos, compañera
Te llevo en mí, como la inmensa llama
de las estrellas en el firmamento.
Omnipresente, como el sol o el viento,
Sylvia querida, Dios en ti me ama.
Tu vida es una lámpara votiva,
en la dulce quietud de mi existencia,
derramando la gracia de su esencia,
con esa luz perennemente viva.
Estás en mí como la cordillera,
en alta eternidad de nieve y cielo;
o como el mar que alegra tanto suelo,
y gime su oración en la escollera.
¡Toda una vida, fieles a ese anhelo,
vamos andando juntos, compañera!
(5 de octubre Octubre de 2003).
Debo aclarar que todo cuanto hasta aquí he expresado, lo hice,
no para envanecerme neciamente, ni para ponerme de ejemplo,
sino para dar el siguiente testimonio:
"El amor existe y es eterno. Y la fidelidad en el amor es posible,
tan natural y fácil de alcanzar, como el logro exitoso en cualquier otro
emprendimiento responsable".
Un abrazo cordial:
Francisco.
Francisco.
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