Joe Biden, es católico, ¡pero se opone a la moral católica! Y, como él, muchísimos hombres y mujeres laicos, que llevan una vida llena de inmoralidades y corrupción, ¡pero dicen ser católicos!
--- Que las mujeres puedan ser sacerdotes: hacer misa, confesar, predicar, etc.
--- Que las relaciones homosexuales dejen de considerarse pecado.
1 Entonces vino a mí la palabra del Señor:
2 «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y di a los pastores: “Así dice el Señor Dios: ‘¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?
3 ’Comen la grasa, se han vestido con la lana, degüellan la oveja engordada, pero no apacientan el rebaño.
4 ’Ustedes no han fortalecido a las débiles, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, no han buscado a la perdida; sino que las han dominado con dureza y con severidad.
5 ’Las ovejas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en alimento para toda fiera del campo.
6 ’Mis ovejas andaban errantes por todos los montesa y por toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por toda la superficie de la tierra, sin haber quien las busque ni pregunte por ellasc’ ”».
7 Por tanto, pastores, oigan la palabra del Señor:
8 «Vivo Yo», declara el Señor Dios, «ya que mi rebaño se ha convertido en alimento para todas las fieras del campo por falta de pastor, y que mis pastores no han buscado mis ovejas, sino que los pastores se han apacentado a sí mismos y no han apacentado mi rebaño,
9 por tanto, pastores, oigan la palabra del Señor:
10 “Así dice el Señor Dios: «Yo estoy contra los pastores y sacaré mi rebaño de su mano, y haré que dejen de apacentar el rebaño. Así los pastores ya no se apacentarán más a sí mismos, sino que Yo les arrebataré mis ovejas de su boca, y no serán más alimento para ellos’ ”».
11 Porque así dice el Señor Dios: «Yo mismo buscaré mis ovejas y velaré por ellas.
A mediados de julio del año 2019, la Conferencia Episcopal de Alemania dio a conocer algunas estadísticas de 2018, entre las que destaca que en dicho periodo fueron más de 216.000 fieles los que decidieron abandonar la Iglesia Católica.
Asimismo, de los 23 millones de bautizados en Alemania, el porcentaje de los que asisten a la Misa dominical está en un 9.3%.
Los sacerdotes eran más de 17.000 en el año 2018. En el año 2000, son 1.161.
Las parroquias en Alemania, en el año 2000, eran 13.241. En 2018 descendieron a 10.045.
La práctica del sacramento de la Confesión o Reconciliación, ha sido abandonada casi por completo por los católicos del país, ¡incluidos los sacerdotes! (FUENTE: aciprensa).
CONCLUSIÓN:
LES INVITO A LEER LA PROFECÍA DE JOSEPH RATZINGER EN 1969, CUANDO ERA JOVEN SACERDOTE.
En una entrevista que le hicieron en una radio alemana, el joven sacerdote Ratzinger expuso una extensa reflexión sobre el futuro de la Iglesia. Sus palabras suenan a profecía.
Copio aquí una parte de su extensa exposición, invitándoles a reflexionar seriamente en tan profundas expresiones, muy especialmente en este tiempo fuerte de la Semana Santa.
Esto dijo el Padre Joseph Ratzinger, sin imaginar que iba a llegar a ser Papa:
Un sacerdote dedicado a la formación
El 29 de junio de 1951 fue ordenado sacerdote
Permanecerá la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia que cree en el Dios que se ha hecho ser humano y que nos promete la vida más allá de la muerte.
De la misma manera, el sacerdote que sólo sea un funcionario social puede ser reemplazado por psicoterapeutas y otros especialistas. Pero seguirá siendo aún necesario el sacerdote que no es especialista, que no se queda al margen cuando aconseja en el ejercicio de su ministerio, sino que en nombre de Dios se pone a disposición de los demás y se entrega a ellos en sus tristezas, sus alegrías, su esperanza y su angustia.
Demos un paso más. También en esta ocasión, de la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad.
Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión. Como pequeña comunidad, reclamará con mucha más fuerza la iniciativa de cada uno de sus miembros.
Ciertamente conocerá también nuevas formas ministeriales y ordenará sacerdotes a cristianos probados que sigan ejerciendo su profesión: en muchas comunidades más pequeñas y en grupos sociales homogéneos la pastoral se ejercerá normalmente de este modo. Junto a estas formas seguirá siendo indispensable el sacerdote dedicado por entero al ejercicio del ministerio como hasta ahora. Pero en estos cambios que se pueden suponer, la Iglesia encontrará de nuevo y con toda la determinación lo que es esencial para ella, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la ayuda del Espíritu que durará hasta el fin. La Iglesia reconocerá de nuevo en la fe y en la oración su verdadero centro y experimentará nuevamente los sacramentos como celebración y no como un problema de estructura litúrgica.
Será una Iglesia interiorizada, que no suspira por su mandato político y no flirtea con la izquierda ni con la derecha. Le resultará muy difícil. En efecto, el proceso de la cristalización y la clarificación le costará también muchas fuerzas preciosas. La hará pobre, la convertirá en una Iglesia de los pequeños. El proceso resultará aún más difícil porque habrá que eliminar tanto la estrechez de miras sectaria como la voluntariedad envalentonada. Se puede prever que todo esto requerirá tiempo.
El proceso será largo y laborioso, al igual que también fue muy largo el camino que llevó de los falsos progresismos, en vísperas de la revolución francesa –cuando también entre los obispos estaba de moda ridiculizar los dogmas y tal vez incluso dar a entender que ni siquiera la existencia de Dios era en modo alguno segura– hasta la renovación del siglo xix.
Pero tras la prueba de estas divisiones surgirá, de una Iglesia interiorizada y simplificada, una gran fuerza, porque los seres humanos serán indeciblemente solitarios en un mundo plenamente planificado. Experimentarán, cuando Dios haya desaparecido totalmente para ellos, su absoluta y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo totalmente nuevo. Como una esperanza importante para ellos, como una respuesta que siempre han buscado a tientas.
A mí me parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas. Pero yo estoy también totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no la Iglesia del culto político, ya exánime, sino la Iglesia de la fe. Ciertamente ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte."
En 2007, se publicó Fe y futuro, un libro donde queda recogido íntegramente este discurso del padre Joseph Ratzinger.
LES INVITO A REZAR, EN ESTA SEMANA SANTA, POR NUESTRA SANTA MADRE LA IGLESIA, Y POR NUESTRO SANTO PADRE, EL PAPA FRANCISCO, QUE NO CESA DE PEDIR: "¡RECEN POR MÍ!"
Les deseo una muy fructífera Semana Santa.
Dr. Francisco Oliveira y Silva.
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